Claro que las cosas van a cambiar: están cambiando.

No podemos seguir con los ojos vendados; debemos abrirlos, indagar, movernos y actuar: la realidad no es la que nos venden, la realidad es la que está en la calle pero que a unos pocos, que son los que tienen el poder, no les interesa que se vea, que salgan en los medios de comunicación. Quizá internet se convierta en la nueva arma del pueblo, ya que gracias a ella podemos llegar a encontrar información útil y necesaria de cómo actuar, podemos seguir en directo procesos que los medios de comunicación ignora o informa de mala pasada o podemos involucrarnos con movimientos o proyectos.

Sí, quizá internet sea nuestra arma y los grandes magnates de esta sociedad neoliberal se les esté escapando por completo. O no. Y por eso quieren hacer de esta herramienta otro factor más de consumo, de ocio, pero es demasiado grande como para intentar controlarla. Así sea, si es necesario, para poder tumbar este sistema en el que se benefician unos pocos y se hipotecan hasta la vida la gran mayoría.

Cerebros humanos para robots

A medida que los avances tecnológicos siguen evolucionando, más nos acercamos a esos argumentos que veíamos/leíamos en películas, series de televisión y/o novelas de ciencia ficción. No soy muy mayor, al menos algunos compañeros de clase se reirán de mí al decir "cuando yo era joven", así que voy a decir, sencillamente que, cuando yo era un niño chiquitín pre adolescente, escuchaba a mis padres y a sus amigos, sin contar vecinos adultos y la gente que compraba el pan en la bollería (que no panadería) del barrio, discutir sobre lo lejano o, incluso, lo imposible que sería ver cosas en la vida real que podían ver en las películas o leer en las novelas. 

Ahora, esa misma gente, ya no se (re)afirma con respecto a la tecnología; esa gente con la que yo he ido creciendo es consciente del crecimiento tecnológico exponencial que "sufrimos", toda esa gente menos las generaciones que ya han nacido con un teléfono móvil en la mano. El choque cultural es alucinante. Vivimos un momento maravilloso de la Historia. Dentro de 100 años los chavales estudiarán nuestra "época actual" como una época de cambios, un salto de gigante a "algo" (¿sociedad? Sí... claro) que en el año 2111 será lo más normal del mundo.

Dentro de 100 años los robots tendrán sentimientos. Nos enamoraremos de ellos y ellos de nosotros. Adoptaremos churumbeles juntos como ahora pueden adoptar parejas unifamiliares, homosexuales y/o heterosexuales cuando hace años era impensable para algunos de estos actores sociales. Los robots servirán  como conejillos de indias para probar en ellos los medicamentos que utilizaremos nosotros para nuestros hijos. Por fin los defensores de los derechos de los animales respirarán tranquilos, pero.... ¿Sufrirán también por los robots con sentimientos?

Esta noticia nos dice que ahora el cerebro humano tendrá un "espejo" en un super computador (que no se alimentará de súper) y que servirá para estudiar enfermedades neurológicas. Ese mismo proyecto, instalado a robots con forma humanoide, serían lo más cercano a los cyborg que yo, cuando era un enano, leía en los tebeos 1984 y CIMOC propiedad de mi padre, veía en series de televisión como Más allá del límite, películas como 2001: una odisea en el espacio o en novelas como Solaris.

Qué pena no tener una esperanza de vida mayor de la que tenemos, porque creo que dentro de 150 años la sociedad tendrá un aspecto irreconocible y fantástica (en el pleno y absoluto significado de la palabra, por supuesto).

A medida que la tecnología crece, la palabra profesional empieza a desvanecerse

Esta afirmación dicha por el actor Kevin Spacey lleva a reflexionar sobre las nuevas tecnologías y el punto de vista del actor norteamericano, ya que ha decidido volcarse en las nuevas tecnologías y pretende levantar el vuelo a la imaginación y creación de directores amateurs que rueden sus películas con teléfonos móviles.

La productora se llama Mofilm, y la reflexión del amigo Spacey sobre la profesionalización, no desmerecen un seguimiento a largo plazo. ¿Realmente perderemos profesionales o los ganaremos?

Arte, tecnología y ciencia.

Estas tres ramas se vuelven a unir (o confrontar o pegar o aliar o en realidad son la misma cosa o no o quién sabe o sí sabemos y nos da miedo o no o tal). Un profesor se instala una cámara digital en la cabeza por amor al arte. ¿Vosotros lo haríais? La verdad es que creo que son distintos puntos de vista (ja), pero no deja de ser arte por ello, como el conejo fosforescente o como el collage hippiecomunitariogroupie que vimos en clase de Elisa.

¿Cuáles serán los resultados del proyecto de este profesor?, ¿serán realmente útiles?, ¿necesarios? Como dijo Antonio en clase, los avances están creciendo de manera exponencial, y la realidad aumentada queda cada vez más palpable... Ahora, con el proyecto de la cámara en el cráneo, más que nunca...

La noticia.

Pliegues y tiempo

Twitter; facebook; blogspot; wordpress; flickr; SL; chats; móviles; foros; tuenti; herzio... ¿Y qué ocurre con el tiempo invertido?, ¿cambia el concepto temporal al usar estas redes, herramientas y aplicaciones?


El ser humano es capaz de organizar todo lo que le rodea sin saber tan siquiera si el tiempo existe fuera de nosotros como podemos encontrar en las nuevas tecnologías (internet en concreto) que, como dice J. L. Molinuevo en su libro La vida en tiempo real, esa vida en tiempo real es el deseo de estar conectado, de no perderse nada: a la vez que tenemos el mail abierto, leemos una revista digital, leemos el periódico digital, subimos fotografías del verano en Torrevieja de hace 10 años, ‘chateamos’ con alguien que está en la otra punta del planeta, escribimos un mensaje corto en una red social, tenemos abiertos juegos on-line, mandamos un sms… El tiempo real se ramifica: apenas ya podemos pensar en las horas más que para tener una cita o asistir a nuestro trabajo: ni siquiera el acto de dormir supedita las horas de descanso cuando estamos absortos en este bombardeo continuo de telarañas temporales.  Los "pliegues tecnológicos" nos afecta no sólo a la hora de plantearnos cuestiones sociales económicas o políticas, sino también  filosóficas, conceptuales o artísticas, y el tiempo es uno de esos conceptos influidos sobremanera a la hora de utilizar la red y las nuevas tecnologías.

Los cambios son evidentes incluso a pequeña escala, incluso esa escala que tenemos totalmente obviada u olvidada en lo más profundo de nuestra mente. El tiempo se ramifica y los pliegues son cada vez mayores, haciendo que nuestras vidas sean más complejas pero a la vez más amplias.

Ese espejo está algo más que borroso

¿Qué tal si yo, Fulanito Rompetechos, que soy escritor y acabo de publicar un par de libros, me llamo igual que, por desgracia, la mayor empresa de mi país (la que más dinero mueve y la que tiene el monopolio absoluto de..., qué sé yo..., la venta de clavos, por ejemplo) y que cuando escribo mi nombre en Google sólo aparecen resultados de la empresa de clavos? ¿Qué tal si si escribo Fulanito Rompetechos escritor en Google y tarda en cargar las páginas, cargan las páginas pero no consigo entrar en los resultados o da error o, sencillamente, la entrada al Fulanito Rompetechos está situada detrás de otras 3 ó 4 entradas después de la dichosa empresa de clavos?

 La ley de neutralidad implica un movimientos masivo imposible de detener: la información y la descarga en la red debe ser exactamente igual para todos, para todo tipo de documentos, ficheros, banda ancha, corta, larga, extensa, grandes empresas, escritores reputados, escritores sin reputación, hoteles, moteles, hostales... En USA internet ya es un campo de batalla sin ley para algunos o un lugar de explosión eterno e igualitario para otros. Pero, me pregunto yo, ¿qué peligros conlleva la dictadura de la mayoría? Porque bajo mi punto de vista, surgen conflictos, intereses económicos, empresas cada vez más poderosas e influyentes (google, por ejemplo)... 

En fin, el espejo que nosotros mismos creamos con internet, no es un espejo cualquiera. Me da la sensación de que ese espejo que creamos (¿o nos crean?) es como salir a la calle llenos de tatuajes en los que se diga todo lo que hemos hecho, lo que somos, lo que hemos sido, dónde hemos trabajado, dónde hemos intentado trabajar, qué hemos estudiado.... Ah! Que salir a la calle lleno de este tipo de tatuajes en la piel es una locura..., pues bueno, bajo mi punto de vista, algo parecido parece querer crear según qué aplicaciones, según qué empresas, según qué servicios.... Menos mal que USA para algunas cosas tiene visión a la largo plazo, pero..., si la ley de neutralidad era uno de los principios fundamentales de los creadores de la gran red internáutica ¿qué es lo que se tiene que aprobar o reaprobar? ¿Impedir posibles estrategias comerciales?, ¿erradicar la dictadura de unos pocos? Sea lo que sea, internet es una red en la que anda metida demasiados millones de personas, es una gran ola devastadora y poderosa de la que (no tengo duda alguna) sólo dejará vivo los despojosde de los que quieran el poder absoluto. O no, quién sabe. Y ojo; soy acérrimo defensor de las nuevas tecnologías e internet, pero me molesta esa fachada falsa de libertad absoluta dentro de estas herramientas/aplicaciones/redes, ese pulso que nos propone el Profesor De las Heras me resulta, a día de hoy, un pulso muy inclinado del lado económico interesado de 4 empresas tochas que en realidad son como sombras que hacen más borrosa nuestra imagen en el espejo.


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Mirar, ver, pensar... Y debatir. Aquí os dejo una "entrevista/conversación", publicado por el periódico Público, entre Juan Barja (director del Círculo de Bellas Artes) y Javier Gomá (director Fundación Juan March) sobre la cultura y la industria cultural. No tiene desperdicio.

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